El vinagre de vino (blanco, y en menor medida tinto) es el
más conocido de todos, lo encontramos en cualquier supermercado y es el que
empleamos para aliñar ensaladas por su sabor ácido e intenso. Otro tipo de
condimento bastante similar es el vinagre de jeréz, muy parecido en cuanto a gusto pero no tan ácido y más perfumado.
Fuera de
estas variedades más ácidas, hallamos el vinagre de sidra de manzana, que además de resultar más saludable
por conservar parte de los nutrientes de esta fruta, ayuda en la prevención de
la artritis y depura el organismo, estando especialmente recomendado para
personas con estreñimiento. Otros tipos son el vinagre de arroz, extraído del licor de ese cereal, con un sabor
muy suave, y el vinagre balsámico,
con mucha menos acidez y un toque distinto.
En forma de
condimento y tomado siempre moderadamente, el vinagre de vino se utiliza en
muchos platos diferentes, destacando principalmente ensaladas y pescados.
Sus cualidades
antisépticas lo hacen muy recomendable en caso de padecer de una infección de
orina o incluso intestinal, y por su acidez es bueno para acompañar comidas muy
grasosas, ya que consigue una mayor digestión. Al ser anti-inflamatorio, el
vinagre de vino puede ser aplicado externamente sobre una picadura de insecto
para calmar su dolor, y también utilizado a la hora de tratar hongos en la
piel.
Otros
beneficios de este condimento son los de calmar la tos, aliviar los síntomas
del asma, atenuar los signos de las varices (aplicado externamente) e incluso
puede ser aplicado directamente sobre cabellos grasos para mejorar su aspecto.
Hay usos
curiosos del vinagre, como el de luchar contra el mal olor de tabaco o pescado
en casa (simplemente colocando vasos a lo largo de la habitación), el mal olor
corporal, limpiar el lavavajillas (una taza por ciclo) o incluso objetos
oxidados de hace tiempo.
Cómo conservar el vinagre.
Aunque
el vinagre es un líquido que conserva muy bien otros alimentos (como las
manzanas o peras que se vuelven marrones después de pelarlas), por sí solo no
cuenta con las mismas características - exceptuando algunas variedades - y debe
guardarse en un sitio fresco, seco y sin estar expuesto a la luz solar. Además, la botella nunca debe ser metálica y siempre debe tener el tapón bien puesto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario